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La generación de competencia en el mercado se traduce en beneficios. Sin embargo, la disponibilidad de medicamentos genéricos y biocomparables (también conocidos como biosimilares) que tienen precios reducidos, no necesariamente está exenta de costos adicionales para la salud. El concepto de “biosimilar”, tal y como se define internacionalmente, implica que las moléculas que se producen para competir contra el fármaco innovador son comparables a las moléculas biológicas originales. Las diferencias, la mayoría de las veces, no se encuentran en la estructura de la molécula per se, sino en los procesos de manufactura (si bien no aplica en absolutamente todos los casos alrededor del mundo). Esto es de potencial importancia si consideramos que algunas modificaciones pueden conducir a eficacia y seguridad que podrían ser diferentes a las esperadas. La seguridad no comparable de las moléculas biosimilares ya se ha abordado desde hace décadas. Por tanto, es indispensable que se vigilen de forma adecuada los procesos de producción y distribución de medicamentos no innovadores, para que se pueda asegurar razonablemente a la población que los productos que reciben son de calidad, y que la información derivada de estudios científicos es aplicable a ellos y a sus circunstancias.
Introducción. En el marco de la pandemia de COVID-19, se realizó una encuesta de salud mental entre dermatólogos latinoamericanos a través de CILAD (Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología), en la cual participaron especialistas y residentes de 20 países. Objetivo. Evaluar los problemas de salud mental entre dermatólogos latinoamericanos durante la pandemia de COVID-19. Material y métodos. Estudio cuantitativo de corte transversal comparativo que se llevó a cabo entre junio y julio de 2020. La evaluación, realizada en línea, contenía dos secciones: la primera exploraba variables sociodemográficas y la segunda era un tamiz que incluía instrumentos de autoaplicación para evaluar Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), ansiedad generalizada, ansiedad de salud y síntomas somáticos y riesgo de depresión. Resultados. La muestra incluyó un total de 554 sujetos, de los cuales la mayoría eran mujeres y dermatólogos. En la valoración en salud mental, se observaron diferencias entre dermatólogos que atienden pacientes con COVID-19 de los que no, en cuanto a mayor uso de drogas. El 21.5% de los dermatólogos reportaron ser personal de salud de primera línea de atención a COVID-19. Entre éstos, es significativamente mayor el riesgo de presentar TEPT vs. quienes no atienden pacientes con COVID-19 (36.8% vs. 16.6%), presentan mayor incidencia de insomnio (21.8% vs. 10.8%), mayor riesgo de depresión (66.6% vs. 47.6%) y tienen un mayor consumo de sustancias (15.1% vs. 5.3%). Conclusiones. Se concluye que los dermatólogos y residentes de dermatología que se encuentran en la primera línea de atención en la actual pandemia presentan problemas de salud mental identificables, por lo que se deben tomar medidas de mitigación a este respecto.
Los cuidados paliativos están centrados en lograr la mejor calidad de vida del paciente, especialmente mediante el manejo de múltiples síntomas y complicaciones. Sus principales objetivos son detectar, prevenir y tratar (a menudo en combinación con terapias modificadoras de la enfermedad) los síntomas y necesidades de los pacientes y de sus familias. Implementar los cuidados paliativos en el Instituto Nacional de Cancerología (INCan) ha sido una prioridad porque es frecuente un diagnóstico tardío y que un alto porcentaje de pacientes se encuentre en etapas avanzadas. La Oncoguía de cuidados paliativos 2020 se escribió tomando en consideración la experiencia de un grupo multidisciplinario de cuidados paliativos del INCan que trabaja en conjunto con cirujanos, oncólogos y radio-oncólogos, y con base en las recomendaciones internacionales publicadas. Esta Oncoguía contiene la estructura, procesos de cuidado, un algoritmo de criterios de envío del paciente a cuidados paliativos y los recursos farmacológicos utilizados.